Train your listening skills by practicing with short stories.

Step 1: Listen to the story with the slow audio, focus on understanding the context of the story. What happens in the story? Who is the main character? Where do the events occur? and so on. Don't worry about understanding all the words you hear initially, focus on understanding the context. 

Step 2: While you´re listening to the slow audio, read the story to identify the words you didn´t understand in step 1, and to understand their meaning. 

Step 3: Enjoy the story with the slow audio and then challenge yourself listening to this story at normal and fast speeds.

 

Lento

 
 

Normal

 
 

Rápido

 

Durante varios siglos “médicos” o curanderos de diversas culturas han sanado las infecciones en heridas y quemaduras colocando sobre ellas mohos, de los que crecen en los panes y frutas. El resultado no siempre era el deseado, así que, hasta comienzos del siglo XX, nadie sabía cómo funcionaban los mohos sobre las infecciones, además, era frecuente la amputación de extremidades infectadas para evitar la muerte del paciente, algo que hoy nos puede parecer extremo en ese entonces era habitual.

Pero todo cambió gracias a un afortunado incidente, resulta que Alexander Fleming un médico investigador escoses algo desordenado, dejó por descuido unas placas Petri expuestas al aire de su laboratorio, estas placas son pequeños platos tapados por otro donde se extiende una capa de un medio de cultivo y allí crecen las bacterias relativamente protegidas, sin embargo, estas placas se contaminaron con un moho verdeazulado, que formo un anillo a su alrededor y no dejo crecer ninguna bacteria en él.

Fleming estaba desechando estas muestras mientras hablaba con otros dos médicos, y de repente notó el anillo alrededor del moho. Le resultó muy curioso ver que las bacterias no habían crecido y decidió producir más liquido del anillo para ver si tenía efectos adversos en animales vivos, para su fortuna las pruebas dieron negativo, pero él no tenía como purificar el líquido para obtener su principio activo, sin embargo, Fleming escribió unos artículos sobre este moho y llamo al liquido penicilina, pero no quiso patentar su descubrimiento.

Este descubrimiento y los artículos de Fleming durmieron el sueño de los justos durante 10 años hasta que Ernst Chain los encontró mientras leía sobre otro trabajo de Fleming; Chain trabajaba en equipo con Howard Florey y entre los dos lograron extraer la penicilina pura aunque en escasa cantidad y con un elevado coste, sin embargo, probaron su eficacia al inocularla en ratones infectados previamente con una peligrosa bacteria, ya que los ratones que recibieron su dosis de penicilina sobrevivieron, mientras que los ratones que no recibieron nada sucumbieron a la infección.

Entonces estallo la segunda guerra mundial y Chain y Florey tuvieron que mover su laboratorio de Inglaterra a Estados Unidos para estar lejos de los bombardeos alemanes. En estados Unidos, una ama de casa donó a los laboratorios un hermoso moho dorado que le había aparecido a uno de sus melones y este resultó ser mejor para producir penicilina que el moho de Fleming, adicionalmente, a este moho se le hicieron modificaciones para catapultar la producción de penicilina a nivel industrial, ya que los soldados del frente la necesitaban con urgencia.

La importancia de la producción de la penicilina llegó a ser tal, que en orden de importancia solo era sobre pasada por el proyecto Manhatan, y es que, los médicos pronto le encontraron nuevos usos para tratar desde la tuberculosis hasta la sífilis, pero inicialmente solo estaba disponible para los soldados y esto llevó a que se creara un mercado ilegal para público en general, aunque después de que acabó la guerra, por razones sanitarias se masificó la venta de penicilina al público en general.

En 1945 Alexander Fleming, Ernst Chain y Howard Florey, por el descubrimiento de la penicilina y sus efectos curativos en enfermedades infecciosas recibieron el premio nobel de medicina.